DIOS AMA A TODOS SIN EXCEPCIONES Y ODIA AL PECADO

DIOS AMA A TODOS SIN EXCEPCIONES Y ODIA AL PECADO

Dios ama a todos sin excepciones ni discriminación. Su amor es infinito y alcanza a todos: homosexuales, criminales, pecadores (esto último nos incluye a todos, como lo dice Romanos 3:23: "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios").

Sin embargo, aunque ama profundamente al ser humano, Dios aborrece el pecado porque el pecado nos separa de Él. Como declara Isaías 59:2: "Son sus iniquidades las que los separan de su Dios; sus pecados han hecho que él esconda su rostro y no los escuche". Este alejamiento nos aparta de la verdadera felicidad y paz que solo Él puede ofrecer.

El Deseo de Dios: La Salvación de Todos

Dios desea que todos se salven. Su voluntad es que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento, como lo afirma 2 Pedro 3:9: "El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, Él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan". Su paciencia y misericordia son una muestra de su amor incondicional.

Para alcanzar la salvación, debemos vivir conforme a sus mandamientos, seguir sus enseñanzas, creer en su fidelidad y amarlo con todo nuestro ser. Como está escrito en Mateo 22:37-38: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante de los mandamientos".

El Llamado de Jesús: Transformación y Santidad

Jesús nos llama a tomar nuestra cruz y vivir una vida transformada. En Lucas 9:23 encontramos estas palabras: "Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga". Este llamado implica renunciar a nuestros deseos egoístas y buscar una vida que refleje los valores del Reino de Dios.

Aunque Dios nos llama a la santidad, también reconoce nuestra debilidad humana. Como dice Levítico 11:44: "Sean santos, porque yo soy santo". La santidad no implica perfección sin error, sino un corazón comprometido con Dios, dispuesto a crecer y a dejar el pecado atrás. Como bien se dice: “No todo pecador llega a ser santo, pero todo santo fue pecador”. Esto nos recuerda que incluso los más santos comenzaron siendo pecadores, pero encontraron la redención a través del arrepentimiento y la fe.

El Perdón de Dios: Un Don Siempre Disponible

Dios siempre perdona si hay un auténtico arrepentimiento y un cambio de vida. En 1 Juan 1:9 se nos asegura: "Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad". No importa cuán grande sea el pecado; su amor y misericordia son mayores. Como dijo el propio Jesús en Juan 8:11: “Tampoco yo te condeno. Ahora vete y no vuelvas a pecar”.

Buscar a Dios implica renunciar a uno mismo, a las tentaciones y comodidades que nos apartan de Él. Es entonces cuando encontramos la verdadera felicidad, esa que no depende de lo material ni de las circunstancias, sino de la paz que proviene de una relación íntima con nuestro Creador. Como dice Salmos 37:4: "Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón".

Una Invitación a Buscar a Dios

Dios nos llama a todos, sin importar nuestro pasado o nuestras caídas, a reconciliarnos con Él. Busca a Dios con sinceridad, confía en su gracia y deja que transforme tu vida. Como afirma Santiago 4:8: "Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes". Nadie está demasiado lejos de su alcance, y cada uno de nosotros tiene la oportunidad de experimentar su amor y redención.

Reflexión Final

Recordemos que somos llamados a vivir en santidad, a buscar la voluntad de Dios y a renunciar al pecado que nos aleja de Él. La verdadera felicidad se encuentra al entregar nuestra vida a Dios, vivir en obediencia y compartir su amor con los demás. Hoy es el día para buscar a Dios, cambiar nuestra vida y caminar hacia la santidad. Porque él nos ama sin medida y siempre está dispuesto a recibirnos con brazos abiertos si nos arrepentimos sinceramente.